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(Des)Intoxicados

¿Por qué las internas intoxican los equipos de gobierno?

Toda interna partidaria supone que existen personas agrupadas en facciones más o menos delimitadas que disputan el poder al interior del partido. Es inevitable y hasta deseable que coexistan visiones en pugna para el desarrollo del espacio político, ya que la diversidad puede favorecer la estrategia. Sin embargo, cuando estas internas partidarias comienzan a determinar las decisiones de un gobierno, su impacto puede ser profundamente tóxico. La gestión deja de estar orientada hacia el bienestar de la comunidad y se enfoca en intereses internos, sacrificando la eficiencia del Estado.

Un gobierno es eficiente cuando hace un uso óptimo de los recursos disponibles para cumplir sus fines. Cuando las internas partidarias dictan la agenda, el objetivo deja de ser el bienestar general y se convierte en la satisfacción de las necesidades de un grupo de personas dentro del partido. Hemos sido testigos de decisiones cruciales, como la ubicación del personal en el organigrama o la asignación de recursos a ministerios, que se toman no por razones estratégicas sino para «disminuir tensiones internas» o «calmar las aguas». Esta confusión entre el fin del Estado y los intereses de facciones internas es lo que intoxica la gestión.

La eficiencia en disputa: ¿cómo distribuir el personal entre Salud y Educación?

Imaginemos un municipio gobernado por un partido donde los cargos se distribuyen según las facciones internas. La Secretaría de Salud está en manos de la facción 1, mientras que la de Educación pertenece a la facción 2. El intendente identifica una gran ineficiencia en la atención de casos problemáticos derivados por las instituciones educativas, ya que estos son gestionados tanto por los psicólogos de Salud como por el equipo interdisciplinar de Educación.

En este municipio, no hay un control eficiente de los casos: no está claro cuál de las dos secretarías tiene la responsabilidad del seguimiento general, y en algunas oportunidades se atiende desde ambas áreas al mismo niño con criterios diferentes. En un contexto así, intoxicado por internas partidarias, unificar el mando del personal que atiende a los niños podría interpretarse como un ataque de una facción contra otra. En lugar de resolver la ineficiencia, el intendente podría optar por «no calentar la interna», permitiendo que todo siga funcionando mal pero «sin que se pudra».

Lealtad a los resultados: una nueva ética pública

Lo más importante es reconocer lo evidente: las internas son parte (y continuarán siendo) de la política. Sin embargo, el surgimiento de una pelea interna no tiene por qué condenar al fracaso a un equipo de gobierno. Lo que lo condena es priorizar esas internas por sobre el bienestar de la sociedad. Para desintoxicar equipos de gobierno, la estrategia más efectiva que hemos encontrado es la definición clara de los fines y los indicadores que permitan constatar objetivamente su cumplimiento.

Siguiendo con el ejemplo anterior, si el objetivo es reducir la deserción y la repitencia escolar, ya tendríamos una parte importante del problema resuelta. Los profesionales deberían estar bajo el mando de la secretaría encargada de alcanzar ese objetivo específico. Definir claramente los fines y establecer cómo medir su cumplimiento es el primer paso para orientar la gestión hacia resultados concretos, alejándose de las luchas internas.

 

Para priorizar los resultados, es necesario construir una nueva ética de gobierno. Este cambio cultural debe ser impulsado por quienes ocupan cargos públicos, quienes tienen la responsabilidad de anteponer el bienestar de la comunidad a las tensiones internas de sus partidos. La orientación a resultados no solo es un medio para mejorar la gestión, sino también para restaurar el prestigio de la política. Las consecuencias desastrosas que la lógica internista ha tenido sobre la eficiencia gubernamental obligan a quienes lideran a adoptar esta nueva ética pública, con decisión política, liderazgo y método.

 

De Manuel Martínez Santacroce y Vicente Candellero

 

Fundadores del Centro de Iniciativa Urbana

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