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Buenos empleados, buenos jefes.

Por qué importan las primeras líneas

El organigrama es la herramienta que permite ordenar la comunicación interna de una organización. No nos dice quién es más importante que quién: eso es algo subjetivo. El organigrama define responsabilidades y una cadena de mandos objetivas. Ahora bien, pensemos en la siguiente frase: «a mayor jerarquía, menor debería ser la dedicación a tareas operativas». Si los niveles bajos gestionan lo inmediato, ¿qué define el éxito de los altos mandos? La respuesta está en sus atributos de liderazgo.

La causa del mal desempeño

En esta entrega de las conversaciones CIU dijimos algo incómodo: la raíz del bajo rendimiento de un trabajador rara vez es la «vagancia». Claro que hay personas con pocas ganas de trabajar debido a una cultura organizacional de años que no incentiva ni estimula la mejora. Sin embargo, esa realidad no debe hacernos olvidar que hay personas con la responsabilidad de hacer que el conjunto trabaje según lo previsto. 

Pensemos en el aforismo «malos empleados, malos jefes». En CIU nos permitimos pensar que la raíz del bajo rendimiento rara vez es la «vagancia», sino fallas en la forma en la que quienes mandan ejercen el mando. Esto nos obliga a preguntarnos: ¿qué atributos priorizar al designar a quienes tendrán personal a cargo?

Atributos importantes

  1. Confianza

Un primer atributo fundamental es la confianza. Por más capacidad probada que tenga un candidato, si quien lidera no tiene confianza en su alineamiento con la gestión, no es recomendable hacerlo parte del equipo. El clima de trabajo es notablemente mejor en gobiernos con altos niveles de confianza, aspecto determinante para los resultados. La confianza, entonces, es necesaria. Pero no es suficiente.

  1. Gestión > Técnica

Conviene entonces distinguir el conocimiento técnico del conocimiento de gestión. El primero hace referencia al conocimiento sobre una temática o área en particular, como pueden ser la salud, el deporte, la economía, etc… El conocimiento de gestión, por su parte, es el saber necesario para organizar, dirigir y optimizar recursos en toda área de gobierno, y tiene que ver con la capacidad de liderar al equipo de manera tal que el desempeño mejore de manera continua. Desde esta perspectiva, podemos decir que un aspecto clave para quienes tienen personal a cargo es ser competentes en términos de gestión. 

En un gobierno municipal con el que trabajamos, contaban con un Secretario de Salud que es médico de profesión. Desde la perspectiva del Intendente, la gestión sanitaria mostraba pobres resultados. Al consultar por el desempeño del Secretario, nos remarcaban siempre la integridad moral y la calidad médica del Secretario. Se trataba de un médico muy querido en la localidad y muy reconocido y galardonado en su especialidad. Y, sin embargo, en el equipo de gobierno compartían la percepción de que los resultados de su gestión sanitaria eran deficientes.

¿Es suficiente ser un buen médico y buena persona para realizar una buena gestión sanitaria? La realidad es contundente: no. El desafío de liderar equipos para obtener resultados en el sector público será más asequible si las personas con personal a cargo saben planificar, medir, monitorear, exigir, facilitar, motivar al personal y desenvolverse en una estructura de gobierno atravesada por distintos intereses y en permanente contacto con otras instituciones relevantes. A ese conjunto de conocimientos y habilidades las sintetizamos en la gestión y, desde nuestro punto de vista, se trata de un atributo determinante para pensar las primeras líneas de mando de cualquier equipo de gobierno. 

  1. Mística

A la confianza y los conocimientos técnicos y de gestión, podemos sumar la mística como otro atributo deseable para las primeras líneas de mando. Con mística nos referimos a la convicción que genera creer en el propósito del gobierno. La mística empuja a las organizaciones a crecer, mantiene la ambición y permite resistir en momentos difíciles, porque hay un bien superior por el cual vale la pena trabajar.

Este atributo suele ser ignorado porque es difícil de medir: ¿cuántos logros fueron posibles gracias al entusiasmo que contagian quienes lideran equipos? Sin embargo, todas las experiencias en organizaciones son elocuentes: allí donde hay creencia en un bien superior hay mejores condiciones para el crecimiento, la ambición, el empuje y el deseo de mejorar. 

Para cerrar

En esta entrega intentamos una primera aproximación a un aspecto fundamental a la hora de armar buenos equipos. Elegir las primeras líneas de mando no es un trámite de recursos humanos: es la primera política. Será importante tener en cuenta, entonces, estos atributos y saber que quién encabeza debe pensar, además, en la alquimia colectiva. Es que, al igual que al armar un equipo de fútbol, se necesitan distintos jugadores con distintos atributos en distintas posiciones. ¿Quién debe ocupar qué cargo para armar el mejor equipo? Se trata de un hermoso desafío porque siempre es único.

¿Coincidís? ¿Qué otro atributo agregarías? ¡Te leemos!

De Manuel Martínez Santacroce y Vicente Candellero
Fundadores del Centro de Iniciativa Urbana

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